Los avances tecnológicos en el escenario marino han sido tan significativos que algunos hemos olvidado la vieja y confiable brújula. Parecemos peces mirando a través del cristal de un acuario, mientras los equipos electrónicos nos hipnotizan calculando todo a nuestro alrededor. La realidad es que todos estos aparatos electrónicos nos brindan un falso sentido de confianza, a la vez que poco a poco se erosionan los instintos marinos que vamos delegando en estos equipos.
En cierta ocasión, durante una de nuestras travesías por el Océano Atlántico, estábamos hipnotizados frente a la computadora, cuando repentinamente una combinación de varias olas azotó de un solo golpe nuestro velero. El impacto introdujo un torrente de agua directamente encima de los equipos electrónicos y nos dejó incomunicados. La electricidad es una de las primeras fallas visibles cuando una embarcación está en apuros. Es sumamente importante tener un plan de acción que incluya equipos portátiles de navegación y todo a prueba de agua. Debe tener a bordo cartas marinas, radio marino portátil, brújula, GPS portátil, y paquetes nuevos de baterías alcalinas junto a los artículos de emergencia.
Gracias a los equipos portátiles secundarios pudimos navegar más de 200 millas náuticas hasta llegar a puerto seguro. Esta experiencia me despertó el interés de aprender a navegar usando un sextante y las estrellas. Aprendí que todo dueño de una embarcación debe aprender a navegar a la antigua, antes de convertirse en un capitán digital.