Si la mayor parte de la información que recibimos sobre el mundo circundante nos la proporciona la vista, al delfín la mayoría de ese conocimiento le proviene de sus analizadores auditivos y localización por eco.
El localizador creado por el hombre dista mucho aun de poder competir en sentido general con el del delfín, en cuanto a exactitud de localización y minuciosidad de análisis. Surge la pregunta: ¿Se podría crear un dispositivo técnico que pueda imitar al ecolocalizador del delfín, cuya sensibilidad y flexibilidad son extraordinarias?
La solución de este problema ayudaría a impulsar el aprovechamiento por el hombre de las profundidades oceánicas y sus riquezas. Eso constituye una perspectiva tan importante como la investigación del Cosmos.
Recientes estudios demuestran que el sistema ecolocalizador del delfín le permite determinar con gran exactitud las coordenadas del objetivo subacuático y obtener de la señal reflejada el máximo de información respecto a la clase de objeto que tiene delante: su tamaño, forma y material del cual está compuesto.
Por ejemplo, para el hombre no resulta fácil distinguir mediante su visión la diferencia entre dos esferas de 50 y 51 milímetros de diámetros. El delfín puede resolver ese problema en la más completa oscuridad.
En dependencia de las características del objeto de la ecolocalizacion y de las condiciones circundantes, el delfín puede variar en mil millones de veces la potencia de su emisión de impulsos ultrasónicos y en millares de veces la frecuencia de dichos impulsos, así como elegir el Angulo mas conveniente para la irradiación del objeto.
No menos asombrosa es la capacidad del delfín para diferenciar los intervalos de tiempo entre dos sonidos. Existe una determinada inercia en la percepción auditiva de las señales que se suceden con algún lapso. Si dos sonidos están separados por un intervalo muy pequeño, los percibimos como uno solo. Pues bien, el sistema nervioso del delfín tiene una inercia treinta veces menor que la del hombre. Hasta ahora no se conocían en la naturaleza viviente sistemas nerviosos con tan sutilísimo “sentido del tiempo”.
¿Hablan los delfines entre sí?
En manada su comportamiento es muy natural: saben coordinar de algún modo sus acciones y realizarlas de manera organizada. Muchos científicos suponen que la explicación del enigma hay que buscarla en el cambio de señales comunicativas entre los animales. Pero, ¿cómo está organizado ese “diálogo” y a que nivel es comparable por su complejidad con el habla humana? Es todavía un misterio.
¿Cómo duerme el delfín?
Los científicos descubrieron que los hemisferios cerebrales (izquierdo y derecho) del delfín funcionan alternativamente y su estado es completamente distinto en cualquier momento del sueño.
¿Interlocutor pensante?
Ningún investigador serio se atreve a asegurar que el hombre y el delfín se hallan a un mismo nivel de desarrollo mental. El delfín tiene muy poco parecido con otros mamíferos, comprendidos los del orden de los primates, al cual todos tenemos el honor de pertenecer. Los científicos realizan con el delfín experimentos fisiológicos, bioquímicos y comunicativos tan complicados como jamás se hicieron antes con respecto a otros animales, a excepción, tal vez, de los simios.